Al derecho

Al derecho y al revés
puedo socorrer un pacto
con un amigo que intacto
un buen compañero, sí es.
Hay que curar el estrés
de aquella fatalidad
con bufonesca verdad
que parodia palabras,
cuando en el corazón labras
unos campos de amistad.

Monte

Quisiera preguntarte algo
amada de ser perfecto:
¿Acaso me das afecto
cuando en mis miedos cabalgo?
Soy el hombre que si salgo
a descubrir el horizonte
como incauto polizonte
que nunca increpa su llanto,
al vacío y su quebranto
que trifurcan en el monte.

Jengibre

Estoy puesto en el jengibre
de la ilusión del honesto.
Ando en el mar más funesto
para sentirme muy libre.
Soy el pozo del calibre
de un revólver fulminado
donde me encuentro callado
a la espera del final,
donde un disparo fatal
herirá el honor ganado.

Hojas tristes

Cuando entristecen las hojas
de cortas palpitaciones
se calcinan ilusiones
en aquellas nubes rojas.
Cuando siento que te enojas
con mi infamia o con mi llanto
destila en mi ser quebranto
de árboles casi menguantes,
que reverdecieron antes
de haberte querido tanto.

Sensitiva

Voy a transitar inquieto
sobre nubes de algodón
riendo de la emoción
por ser un lago indiscreto.
No puedo quedarme quieto
con esta conciencia altiva
que se encuentra sensitiva
esperando soledades,
donde bailen las verdades
y la fidelidad, viva.

Amor difunto

Pregunto al amor difunto
el por qué de su cobija
cuando su esencia prolija
lleva arreglado el asunto:
¿Porqué al cabo de este punto
dejas de ser tan humano
y te llevas el verano
que en mis piernas languidece?
¿Será que todo fenece
en ese sendero llano?

Demora

Quiero cabalgar de pronto
tan desnudo a su merced,
saciar de a pocos mi sed
con esta ira que remonto.
Dejar de ser ese tonto
que sublime pasa llano
por ese sendero humano
donde un loco se enamora,
y la decencia demora
si el querer tiene otra mano.

SEÑOR DE LOS MILAGROS, CRISTO MORENO

A nuestro Cristo moreno

Es octubre el mes morado:
Mes de devoción y fe
donde la gente se ve
sanando todo pecado.
En andas, Jesús sagrado
pasa compasivo y bueno,
en este Perú, tan lleno
de ingrata desesperanza,

y nos brinda su confianza
en días de desenfreno.

El año Cincuentaicinco
puso a prueba la existencia
ya que tembló en penitencia
la tierra con gran ahínco.
En noviembre: Como un brinco
vino el primer terremoto
y produjo un alboroto
a nuestra ciudad de Lima,
apabullando la estima
del infame y del devoto.

Allá en Pachacamilla
pintó un negro de Angola,
la imagen que quedó sola,
sin un rasguño de arcilla.
Desde el cielo una avecilla
observó desolación
y Dios mostró compasión
a cambio de gratitud,
pidiendo a todo el Perú
que comulgue en oración.

Desde entonces los peruanos
vivimos en hermandad
llevamos la cristiandad
de Jesús, con nuestras manos.
Siendo los seres humanos,
de Dios, un fruto amor
le rezamos con fervor
para olvidar la congoja,
y por siempre nos acoja
con milagros, el señor.

 ESPINELA DEDICADA AL SEÑOR DE LOS MILAGROS