jueves, 6 de septiembre de 2012

Mujeres

Entre los perfectos seres
de la tierra y de su soplo,
a su vanidad me acoplo
con las preciosas mujeres.
Por sus ansiados placeres
que se posan en arbusto
siento en mi boca ese gusto
en los sauces del deseo,
mientras hablo con Morfeo
de aquel sentimiento augusto.


Perú


Perú

¡Perú! Tu gente bravía
verte omnipotente añora
con el andar de cada hora
en las persianas del día.
La ingrata melancolía
que dio la trivial España
se vio trucada en hazaña
de rebelión e insolencia,
y nació tu independencia
con fuerza, valor y maña.

Mil ochocientos veintiuno:
don José de San  Martín
gritó libertad, ¡al fin!,
con heroísmo oportuno.
De tus detractores, ni uno
pudo sentirse orgulloso
en tu suelo generoso
de soberana grandeza,
porque eres alma y riqueza,
¡Perú, querido y precioso!

Es en Julio de cada año
que ruges con gran coraje
en sentimental paisaje
con un mítico rebaño.
El que te llenó de engaño,
de pólvora y dinamita
toda tu tierra bendita...
solo guarda la miseria
con desolación e histeria
que nunca ha quedado escrita.

¡Perú! Mi rifle te doy
para defender tu suelo
con gallardía y consuelo
adonde quiera que voy.
¡Perú...!, un peruano soy
si la guerra te declaran
y hostiles a ti disparan
sin orgullo y sin piedad...
Te daría libertad
aunque mil muertes hallaran.
Si hay tras de la muerte, amor (Mariano Melgar)

Voy a luchar contra todo
por continuar a tu lado
y si aquello es un pecado
no me quejaré… ¡ni modo!
Si a la vida le incomodo
he de vivir a favor
de la fuerza, y el honor
que concibo por quererte,

porque todo es una suerte
si hay tras de la muerte, amor.

Le suplicaré al supremo
que no dejes de quererme,
que aunque triste pueda verme
me deje su barca y su remo.
Que si en el desdén me quemo
no me tome por traidor,
que mi sangre sin color
a mi esmero no le ofenda,
que mi locura comprenda
si hay tras de la muerte, amor.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

EL CRIMEN


Lo maté señor fiscal
con el poder de mis manos
y ante los ojos cristianos
me declaro criminal.
Con mí afilado puñal
lo esperé de madrugada
-su puerta estaba cerrada
él dormía en su aposento-
y quise en todo momento
acertarle una estocada

El era mi compañero
en esta perversa vida
(era una prenda querida
en este mundo tan fiero).
El me demostró su esmero
amistad y comprensión
pero su mala intención
jamás me la hizo saber;
él amaba a mi mujer
y escondía su traición.

De ello me enteré un día
al regresar del trabajo:
silencioso, cabizbajo
escuché que alguien gemía.
Yo, con la conciencia fría
abrí despacio la puerta,
mi alma quedó desierta
al verlos a flor de piel;
y en ese instante tan cruel
a mi amor la quise muerta.

A la pérfida cristiana
que en sus manos me fue infiel
le hice versos en papel
y la maté en la mañana.
A la siguiente semana,
convertido en asesino
quise sellar mi destino
y lo apuñalé con furia,
acabando su lujuria,
su traición y desatino.

EL HUEVO


EL HUEVO

Si es que esperan algo nuevo
brote de mi inspiración
les voy a rimar del huevo
del huevito y del huevón

(Antonio Silva García)

No sé por qué mi vecina
es adicta de este plato,
pide” huevo” a cada rato
y hasta se vuelve mezquina.
Cuando llega a mi cocina
mi imaginación elevo;
como soy un chef,  me atrevo
a darle el “huevo” bien frito;
y mi “huevo” les invito
si es que esperan algo nuevo.

Como mi vecina es viuda
pide “huevo” con chorizo,
un “huevo” resbaladizo,
“huevo” sin alguna duda.
Como es algo tartamuda
le coloco a su porción
un poco de vino y ron
pa´ remojar su garganta;
y que esta receta santa
brote de mi inspiración.

Hiervo “huevos” de avestruz
con un poco de pimienta
mientras observa contenta
mis “huevos” a media  luz.
Con la señal de la cruz
a mi vecina la llevo
a un curandero longevo
para curarla del susto;
y así señores, con gusto,
les voy a rimar del huevo.

Cuando probó “huevo” en cama
se quedó muy satisfecha,
el “huevo” de mi cosecha
siempre lo busca, lo llama.
Por las noches lo reclama
con mucha fascinación,
otras veces a traición
lo acurruca y lo acaricia,
porque esta es una delicia
del huevito y del huevón.