El cochino
Llegué a mi casa agotado
mal oliente, sudoroso,
y al verme, gritan: pulgoso
¡Hueles a perro enjaulado!
¡Seguro, no te has bañado!
¡Qué aguante de tu mujer!
Ella te tiene que oler
del cabello a la pezuña,
¡hueles como una vicuña
cuando acaba de nacer!
No hice caso del insulto
y me fui a mi dormitorio,
al rato llegó Gregorio,
un amigo, viejo y culto.
En su bolsa le vi un bulto
le pregunté: ¿Qué cosa es?
Me dijo: Mi amigo Andrés,
lo que traigo es un jabón
con perfume de limón
para lavarte los pies.
Del tema, me quedé absorto
y dormité por cansancio,
entonces un olor rancio
hizo mi sueño muy corto.
A mi esposa, le reporto
todo lo que ha sucedido,
y ella me dice: ¡querido
aunque mi frase es muy dura..!.
¡Estas oliendo a basura!
¡Ya báñate, te lo pido!
Le dije: Mi amor… prometo
que sanarás de tu estrés,
que treinta días al mes,
seré limpio y sin aprieto.
…O mejor, me pondré un reto
y no pienses que te engaño,
porque utilizaré el “baño”
tan solo para ducharme,
y ese trajín podré ahorrarme
los otros meses del año.
Carlos Távara Ramírez
Décima publicada en el libro Dichos y Hechos Lambayecanos el año 2011.
Coautor: Martín Cabrejos Fernandez.
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